Muy Antigua y Venerable Hermandad de Gloria
 
de Santa María de la Vega, Nuestra Señora de la Cabeza

Querido hermano:
En este V domingo de Cuaresma, llamado también domingo de Pasión, en la línea de lo que la liturgia nos propuso el domingo pasado, el evangelio de hoy nos ayuda a comprender que sólo el amor de Dios puede cambiar desde dentro la existencia del hombre y, en consecuencia, de toda sociedad, porque sólo su amor infinito lo libra del pecado, que es la raíz de todo mal. Si es verdad que Dios es justicia, no hay que olvidar que es, sobre todo, amor: si odia el pecado, es porque ama infinitamente a toda persona humana. Nos ama a cada uno de nosotros, y su fidelidad es tan profunda que no se desanima ni siquiera ante nuestro rechazo. Hoy, en particular, Jesús nos invita a la conversión interior: nos explica por qué perdona, y nos enseña a hacer que el perdón recibido y dado a los hermanos sea el "pan nuestro de cada día".
Aprendamos del Señor Jesús a no juzgar y a no condenar al prójimo. Aprendamos a ser intransigentes con el pecado, pero comenzando por el nuestro, e indulgentes con las personas. Que nos ayude en esto Santa María de la Vega, Nuestra Señora de la Cabeza que, exenta de toda culpa, es mediadora de gracia para todo pecador arrepentido.