de Santa María de la Vega, Nuestra Señora de la Cabeza
de Santa María de la Vega, Nuestra Señora de la
Cabeza
Querido hermano:
La Cuaresma es un
tiempo fuerte, que nos invita al perdón y a la reconciliación. Este esfuerzo,
nada fácil, comprende también las relaciones en el seno de la familia.
Vosotras, queridas familias, dejad que el Espíritu os convierta en lugares de
serenidad y paz, de escucha y diálogo, de comunión y respeto a cada uno. En
hogares fieles al Evangelio los jóvenes pueden hallar valentía y confianza para
mirar al futuro con sentido de madura corresponsabilidad.
También a los hombres y
a las mujeres de hoy Cristo dirige la invitación a seguirlo por el camino de la
cruz. Sentimos hoy con fuerza la elocuencia de esta invitación, mientras damos
los primeros pasos del tiempo cuaresmal, tiempo favorable para la conversión y
la vuelta a la plena comunión con Dios.
Que Santa María de la
Vega, discípula fiel del Señor, nos enseñe a avanzar en la inteligencia del
misterio de Cristo, nos ayude a confesar con los labios que Jesús es nuestro
Señor y a creer con el corazón que venció la muerte, abriendo a toda la
humanidad las puertas del Reino. Así nos prepararemos a gustar, junto con todos
los creyentes, la alegría y el esplendor de la Pascua de resurrección.
de Santa María de la Vega, Nuestra Señora de la
Cabeza
Querido hermano:
La escena de las
tentaciones de Cristo en el desierto se renueva cada año al comienzo de la
Cuaresma. La liturgia invita a los creyentes a entrar con Jesús en el desierto
y a seguirlo en el itinerario penitencial de este tiempo cuaresmal, que ha
comenzado el miércoles pasado con el austero rito de la ceniza.
Solo Cristo puede
liberar al hombre de lo que lo hace esclavo del mal y del egoísmo: de la
búsqueda ansiosa de los bienes materiales, de la sed de poder y dominio sobre
los demás y sobre las cosas, de la ilusión del éxito fácil, y del frenesí del
consumismo y el hedonismo que, en definitiva, perjudican al ser humano.
Esto es lo que nos pide
claramente el Señor para entrar en el clima auténtico de la Cuaresma. Quiere
que en el desierto de estos cuarenta días aprendamos, a la luz de su palabra de
salvación, a enfrentarnos al enemigo de nuestras almas. El Espíritu Santo vivifique
nuestra oración, para que estemos dispuestos a afrontar con valentía la
incesante lucha de vencer el mal con el bien.
Que Nuestra Señora de la
Cabeza nos ayude en esta Cuaresma a compartir con dignos frutos de conversión
el camino de Cristo, desde el desierto de las tentaciones hasta Jerusalén, para
celebrar con él la Pascua de nuestra redención.
de Santa María de la Vega, Nuestra Señora de la Cabeza
Querido hermano:
Hoy, Miércoles de Ceniza, comenzamos un nuevo camino
cuaresmal, un camino que se extiende por cuarenta días y nos conduce al gozo de
la Pascua del Señor, a la victoria de la vida sobre la muerte.
Iniciemos confiados y alegres el itinerario
cuaresmal. Escuchemos con atención la invitación a la conversión, a retornar a
Dios con todo el corazón, acogiendo su gracia que nos hace hombres nuevos, con
aquella sorprendente novedad que es participación en la vida misma de Jesús.
Que ninguno de nosotros sea sordo a esta llamada, que nos viene también del
austero rito, tan simple y al mismo tiempo tan sugerente de la imposición de la
ceniza.
Que nos acompañe en este
tiempo Santa María de la Vega, Madre de la Iglesia y modelo de todo auténtico
discípulo del Señor.
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