de Santa María de la Vega, Nuestra Señora de la
Cabeza
Querido hermano:
La Cuaresma es un
tiempo fuerte, que nos invita al perdón y a la reconciliación. Este esfuerzo,
nada fácil, comprende también las relaciones en el seno de la familia.
Vosotras, queridas familias, dejad que el Espíritu os convierta en lugares de
serenidad y paz, de escucha y diálogo, de comunión y respeto a cada uno. En
hogares fieles al Evangelio los jóvenes pueden hallar valentía y confianza para
mirar al futuro con sentido de madura corresponsabilidad.
También a los hombres y
a las mujeres de hoy Cristo dirige la invitación a seguirlo por el camino de la
cruz. Sentimos hoy con fuerza la elocuencia de esta invitación, mientras damos
los primeros pasos del tiempo cuaresmal, tiempo favorable para la conversión y
la vuelta a la plena comunión con Dios.
Que Santa María de la
Vega, discípula fiel del Señor, nos enseñe a avanzar en la inteligencia del
misterio de Cristo, nos ayude a confesar con los labios que Jesús es nuestro
Señor y a creer con el corazón que venció la muerte, abriendo a toda la
humanidad las puertas del Reino. Así nos prepararemos a gustar, junto con todos
los creyentes, la alegría y el esplendor de la Pascua de resurrección.