Orígenes de la devoción a la Virgen de la Cabeza

La devoción mariana en Andalucía tuvo siempre gran significado, especialmente desde principios del siglo XVII, cuando algunos dominicos, en 1613, muestran su disconformidad con el misterio de la Inmaculada.

Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se asiste a un fuerte florecimiento de la religiosidad popular, que se materializará no sólo en la erección de iglesias, ermitas y capillas, sino también en el nacimiento de múltiples hermandades religiosas y cofradías, que en todas las localidades surgen como expresión de la espiritualidad del pueblo, fruto de unas pautas propias de la cultura popular; tal vez consecuencia de la reacción contra el cisma protestante que se materializa en el culto a la Virgen, sobre la que se desborda el entusiasmo popular. Lo que iría en la línea de la trasmutación del espíritu de la ciudad, no sólo en relación al pasado musulmán, sino también frente al credo reformador.
En Granada el fervor mariano es impulsado sin duda por el episodio de los hallazgos del Sacromonte en 1588 y 1595.

En el año 1227, cuenta la tradición que se aparece en Sierra Morena la Virgen a un pastor natural de Colomera. Es en el siglo XVI cuando comienza a emerger con fuerza el culto a Nuestra Señora de la Cabeza; de ahí la proliferación de cofradías bajo la advocación, donde se ha de encuadrar la de Churriana de la Vega. La cofradía de la Virgen de la Cabeza es la principal en las fundaciones religiosas de esta población y de la vega granadina en general.
Conforme la Fe se iba tejiendo y avanzaba la centuria, que daría paso al exacerbado celo religioso barroco, el espíritu y la piedad de los vecinos de Churriana y Armilla, animados por los hermanos de la Virgen de la Cabeza, foráneos, alentó la construcción de una ermita a las afueras. Y desde el principio se fundaría la Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza.
Carecemos de la documentación más antigua, pero sabemos que se puede remontar la aparición de esta advocación en Churriana y Armilla al siglo XVI, dado que a comienzos del siguiente, el 26 de Enero de 1611 tiene lugar el nombramiento de mayordomo de la Hermandad para que valore los daños y desperfectos que acusaba la ermita que se encontraba muy maltratada, lo que sin duda indica cierta trayectoria en la población y nos sitúa decididamente en el siglo XVI, como se ha dicho.

El fervor popular fue siempre entusiasta; a pesar de ello la Hermandad no peregrinó nunca al Santuario de Andújar, ni fue filial del mismo, lo que indica que disponía de unos medios económicos limitados, aun así el fervor se mantuvo a lo largo de las centurias que siguieron a su fundación; es por ello que a finales del siglo XVIII la ermita de Churriana era sobradamente conocida.

Así el censo de Tomás López decía: “Se mira y venera una imagen de Nuestra Señora de la Cabeza, que es la devoción de los lugares comarcanos”; también se daba cuenta de su pertenencia a los franciscanos de la Casa Grande de Granada, quienes tenían allí un religioso que ayudase al párroco en su confesionario y cura pastoral.
No en vano se recuerda una larga lista de intervenciones milagrosas, a favor de los vecinos de Churriana, de la Virgen, de las que podemos reseñar dos ex votos que se conservan escritos e ilustrados sobre tabla, en los que se da cuenta del relato que narra la intervención milagrosa, con la imagen en miniatura de la Virgen de la Cabeza.



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