Tras
una visita del arzobispo a la población y los requerimientos del párroco a
instancias de la Hermandad, como veremos seguidamente, la celebración sería
habilitada nuevamente trasladándose al Sábado de Ramos; a pesar de todo, pronto
surgieron las dificultades entre los devotos, pues resultó imposible tal
celebración al coincidir con las faenas y menesteres agrícolas de los vecinos;
se observó, además, que se enfrió la devoción general y el culto y afluencia de
personas que de todas partes concurrían a la celebración.Ante
esta nueva situación, se pidió licencia al Arzobispado para celebrar la función
en la iglesia parroquial el día que él lo tuviese a bien, no tratándose de los
meses de recolección
El
arzobispo contestaba el 10 de mayo de 1790 afirmativamente, para que se
celebrase la función en la iglesia parroquial, disponiendo que a tal fin se
trasladase la imagen allá el día anterior a la función, señalándose el día de
la Santísima Trinidad para la misma festividad, y con la precisión para el
párroco y beneficiado “que asistiesen con
el mayor esmero y vigilancia para que no haya alborotos, embriagueces, festines
ni escándalos, porque si esto aconteciese les apercibiremos que será recogida
nuestra licencia y concesión, que hacemos solamente para honor de Dios y mayor
culto de Nuestra Señora”
De lo
que se puede deducir el origen del traslado de la imagen a la parroquia, y se
infiere, además, la variabilidad de la fiesta en años pasados. Este documento
reconoce también la protección de la Virgen de la Cabeza
Pero
los problemas no terminaron, pues al año siguiente se realiza nueva petición de
la Hermandad, por coincidir nuevamente, el día de la Santísima Trinidad por
coincidir con las tareas veraniegas, por ello solicitaron que fuese ese año y
en adelante todos los años en alguna festividad del mes de mayo, a lo que el
arzobispo contesta afirmativamente y fija la celebración el último domingo del
mes de mayo de cada año el 10 de mayo de 1791.
Será el
9 de Diciembre de 1790 cuando se elaboren nuevas constituciones para la
Hermandad. El mismo día se dirige la Hermandad al arzobispo para su aprobación.
Días después, tras el visto bueno del fiscal general D. Juan Moscoso y Peralta,
el 18 de Diciembre, resuelve que: “condeno
a los hermanos e individuos de la expresada Hermandad que al presente son y en
adelante fuesen a la observancia de dichas constituciones, y admitiendo como
admite estar bajo el amparo y protección de esta jurisdicción mando que las
juntas de oficiales y cabildos que se celebren se presidan por el beneficiado
de la misma iglesia, o en su ausencia por el cura de ella, devolviéndose las
referidas constituciones para que formándose con ellas un libro con el
resguardo correspondiente se custodien entre los demás papeles de dicha
Hermandad, presentándose con las cuentas en las visitas para su debida
inspección y reconocimiento”.
Transcurridos
los años debieron quedar en el olvido las circunstancias anteriores, y es por
ello que el día 12 de abril de 1819 el comisario de la Hermandad, Miguel Mejías,
se dirige al cura de Churriana y le expone que era costumbre muy antigua
celebrar el último domingo de abril una función de iglesia con procesión en
obsequio de dicha Señora todos los años. Que dicha función se trasladó por
orden del arzobispado anterior al de la fecha, al último domingo de mayo, lo
que resultaba embarazoso por estar ocupados los ministros y músicos, ser los
gastos mayores y estar la Hermandad con escasos recursos, por lo que se
solicitaba hacerla en la fecha indicada para ese año y en los sucesivos.
El
párroco comunica al arzobispo que no había dificultad, manifestando que no se
ofrece reparo alguno en que la función de Nuestra Señora que se celebró muchos
años en el último domingo del mes de mayo se transfiera al último domingo de este
mes (abril). En consecuencia el arzobispo resuelve el 19 de abril de 1819: “concedemos licencia para que la función de
Nuestra Señora de la Cabeza se celebre en el último domingo de este mes en la
iglesia parroquial de Churriana, cuidando el cura de que la traslación de la
Sagrada Imagen se efectúe con el decoro, circunspección y gravedad que
corresponde"
En la
actualidad, las fiestas patronales en honor de la Virgen de la Cabeza dan
comienzo el 29 de Agosto con la procesión que lleva la imagen a la iglesia
parroquial, donde se celebra la novena correspondiente, hasta el día de la
festividad, el 8 de septiembre, cuando la imagen vuelve de nuevo a su ermita.
Parece
claro que la festividad y su celebración debieron pasar por diversos altibajos
en su organización en los siglos de historia que la sustentan. Pero los
momentos principales siempre apuntan a dos hitos esenciales: la bajada de la
imagen desde la ermita a la parroquia, la novena y finalmente la procesión de
vuelta a su templo. Todos estos actos religiosos se fueron acompañando y
amenizando de otros paralelos organizados unas veces por la propia hermandad y
otras por el mismo ayuntamiento: castillo de fuego, juegos, concursos, bailes.
Es a
partir de 1960 cuando bajo el mandato del alcalde D. José Calvo Manrique se
enaltecen los actos festivos sobremanera por el empeño mostrado por el edil por
conseguir unas fiestas grandes que promoviesen al mismo tiempo una gran feria
de ganados en la Vega, en Churriana, siendo desde entonces cuando el municipio
se hace patrocinador de la festividad, que mantiene la tradición religiosa con
una mayor holgura económica para el regocijo de los vecinos.
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